miércoles, 11 de mayo de 2016

El cineasta del río, crítica a largometraje 'Hombres solos' por Claudia Rojas Arbeláez | Especial para GACETA

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Dos cosas le encantan a Francisco Schmitt García, bueno... seguramente muchas más que dos. Pero dos saltan a la vista cuando habla frente al público: Hacer documentales y el río Magdalena.
 
Este comunicador social de hablar descomplicado y corazón grande no puede evitar conmoverse cuando habla de la nostalgia que le produce saber que dos de los protagonistas de su última película ‘Hombres solos’ (que estará en cartelera a finales de septiembre) ya no viven para ver el resultado de sus cuatro años de investigación. 
 
 Hace unos días el director estuvo en Cali, dando una charla a jóvenes cineastas y compartiendo sus experiencias de vida y sobre su primer largometraje documental ‘Hombres solos’ después de su cortometraje ‘La güiskeria’, rodado en la misma zona. 
 
La pregunta obligada sería… ¿Qué tiene el río Magdalena para ser tan importante en su vida?
 
Aunque mi familia es de Honda (Tolima) yo nací en Bogotá y viví allí hasta los diez años. Luego nos fuimos a vivir allá.  A mi siempre me gustó ir al río por todo lo que pasaba allí, además siempre he tenido un interés particular por los lugares donde pasa la historia, por conocer personajes.
 
Entonces cuando estaba en la universidad me encontré con el texto ‘De Honda a Cartagena’, un relato de José María Samper, que cuenta su viaje en barco entre estos dos lugares.  
 
Me encantó la manera como describía los lugares y como nos muestra a Colombia con sus relatos de viaje.  Después de leerlo comprobé lo que ya intuía, que Honda era un gran lugar y que valía la pena investigar ahí, junto al río. 
 
¿Cómo fue el proceso de creación de esta película en la que narra la vida de cuatro pescadores solitarios que sobreviven a orillas del río Magdalena?
 
Yo planeaba hacer una película sobre este recorrido a través del río y encontré un lugar llamado Puerto Bogotá, que es el límite entre Cundinamarca y Tolima. Enfrente está Honda, solo los separa el río.  
 
Este lugar me brindaba todo lo que tiene que ver con el río actual: olvido, decadencia y ruinas. En mi búsqueda conocí a un moreno, un afrodescendiente y pensé que él sería mi protagonista. Pero  ¡cómo cambian las cosas! 
 
Cuando llegó  a grabar lo que tanto había planeado, se dio cuenta que las cosas ya no eran lo que usted esperaba... 
 
Me di cuenta que a quien había escogido por  protagonista de  mi documental, resultó ser un informante de la guerrilla que ya se había ido de la zona.  
 
Quedé muy aburrido y ahí me quedé en medio del calor de Honda, cargando con un montón de equipos, micrófonos y cámaras y con mis  dos amigos sin saber para dónde agarrar.  
 
En esas pasó un hombre y me dijo “¿Entonces qué? nos vamos a tomar un whisky?” (así le dicen al guarapo allá)  y yo le dije “camine”.
 
Comencé a caminar con él, cruce un puente y aparecieron unas ruinas, y me adentré a un mundo que nunca imagine que existía.  Llegamos al lugar donde se reunían todos estos hombres a tomar guarapo:  ‘La guiskería’.   Y ahí… una borrachera tenaz.
 
Ese lugar se convirtió en el escenario y tema de su primer cortometraje que se llama justo así, ‘La güiskería’.
 
Aparte de la rasca de ese día, yo todavía no creía en el lugar. Fue gracias al  director de tesis quien me dijo: “El lugar es este… olvídese de lo demás”. Entonces empecé a ir más y conocí a mis otros personajes.  Resulta que el personaje que me llevó me conectó con los demás pescadores.  
 
Me di cuenta que estos hombres reflejaban todo lo que era el río, lo que yo quería contar: las ruinas, la decadencia y el olvido. Además pude reflexionar sobre algo que me interesaba, las decisiones de la vida.
 
Ellos, por ejemplo, tuvieron la  oportunidad de haber cambiado todo pero decidieron no tener hijos, ni familia y jamás irse de allí. Se quedaron allí, tomando guarapo y viviendo con dos mil pesos al día. 
 
Cuando usted terminó ese cortometraje tuvo la oportunidad de mostrarles  su película a estos hombres. ¿Cómo fue la experiencia?
 
Ellos me habían ofrecido su vida y para mi era muy importante mostrarles lo que había hecho con eso.  Por eso conseguí un teatro viejo de Honda (que ya no existe) y se las mostré. Me acuerdo que el sonido del lugar estaba dañado y tuve que mostrárselas sin audio, pero a ellos no les importó.
 
Estaban felices viéndose y no les importaba no oírse. 
 
Después vino ‘Hombres solos’ un documental donde usted muestra la vida de un grupo de pescadores que viven en un lugar ‘invisible’ a orillas del río Magdalena tomando guarapo  y sobreviviendo. ¿Cómo  logró tanta intimidad no solo con sus personajes sino con toda la gente de la zona?
 
En todo este proceso fueron muy importantes los cursos de antropología que tomé y ahí empecé a trabajar lo audiovisual.  Primero una cámara pequeña, luego una más grande y así durante dos años…  Nunca tuve limitaciones de artista, mientras tuviera una cámara y un buen micrófono todo se podía.
 
Poco a poco, de tanto interactuar con ellos, empecé a identificar quiénes eran verdaderos personajes y así mismo aprendí a controlarlos.  A veces yo solo propiciaba los diálogos con pequeñas cosas y ellos se soltaban. Algo que sí quería era que ellos en su cuerpo, en su piel y en su vida reflejaran las situaciones que ocurren en el río Magdalena.  
 
Un río que parecen asumir de diferente manera en Honda que a pesar de estar enfrente, tiene otras dinámicas. Incluso para muchos ‘Puerto Bogotá’ puede pasar desapercibido, allí nadie se detiene. 
 
Entendí, por ejemplo que  este era un ‘no lugar’, es decir un lugar donde mucha gente pasa pero poca se queda. Sin embargo,  los que lo hacen quedan marcados, muchos de ellos  por el guarapo.  
Ahí quise mostrar una reflexión, que ellos tomaron la decisión de quedarse allí y me entregaron una parte de su vida sin imaginarse que fueran a ser parte de una película. Y yo por mi parte, aprendí a mostrar la realidad desde el corazón.
 
¿Y ya tuvo oportunidad de mostrarles ‘Hombres solos’ a sus protagonistas?
 
No.  Me duele mucho no habérselas podido mostrar sobre todo porque dos de ellos ya murieron. Y cada que la muestro siento que les hago un homenaje, sobre todo a uno de ellos (a Elías), un hombre cascarrabias que cuando murió, nadie lo lloró pero que se hizo una película sobre él. Es muy duro para mí, se me pone la piel de gallina. 
 
Su película  ya ha estado  en varios festivales y estará en las salas de cine de Colombia a finales de septiembre.  ¿Cuál es el próximo proyecto cinematográfico?
 
Algo a lo que le he estado dando vueltas hace tiempos. Es una reflexión sobre la importancia que ha tenido el Magdalena en el desarrollo de Colombia, en la historia, en la cultura letrada.  
 
Entonces, ¿eso quiere decir que la ficción no hace parte de sus intereses?
 
La ficción me parece chévere pero yo estoy más vinculado al documental. Tal vez llegara el momento en que me ponga a escribir algo así, pero ahora quiero hacer una película en la que tal vez utilice la técnica del metraje encontrado con mi experiencia personal.
 
 
Docente Universidad Autónoma de Occidente
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Tomado de:
http://www.elpais.com.co/elpais/cultura/noticias/cineasta-rio-critica-largometraje-hombres-solos

1 comentario:

Jorge Bonil Reyes dijo...

Sí, "La Güiskería" es un interesante trabajo ilustrativo sobre el drama de supervivir en la miseria casi sin darse cuenta. Las personas allí viven una fantasía, distanciadas de muchas realidades que han cambiado al mundo, excluidos totalmente y sin esperanza, solo la espera del otro día para "copiar" el hoy. Ojalá "Hombres solos" penetre y reactive la profundidad del ser humano, de su frágil condición y su angustia por un presente incierto. El futuro es solo un posible.