viernes, 10 de febrero de 2012

Honda, La Ciudad de los Puentes, se le debe a Carlos Arturo Rueda C.

RUEDA BAUTIZÓ A MEDIO PAÍS...

A Carlos Arturo Rueda C. le cabe el honor de haber sido el sacerdote que bautizó a medio país deportivo. Para colocarles los nombres a los ciclistas, futbolistas, dirigentes, árbitros e incluso sus colegas, no recurrió al santoral ni al almanaque Bristol.

Su vocabulariuo se surtió de las características físicas de los personajes, sus cualidades a la hora de actuar sobre la bicicleta o en una cancha de fútbol; se pegaba de los lugares de nacimiento e incluso recurría a anécdotas que habían protagonizado.

A continuación, presentamos una parte del libro de bautizos que dejó El Campeón . Entre los ciclistas, El Orador de la Carrera , a José Armando Alfaro; El Tigrillo de Pereira , a Rubén Darío Gómez; El León del Tolima , a Pedro J. Sánchez y El Príncipe Estudiante , a Hernán Medina Calderón.

Son suyos también, El Sastre de Envigado , a Roberto Cano Ramírez; Don Ramón de Marinilla a Ramón Hoyos; El Indomable Zipa , a Efraín Forero; El Llanero Solitario , a Ricardo Ovalle; El Expreso de Entrerríos , a Ernesto Varisco; El Ñato , a Javier Suárez; Míster Rúa; La Licuadora Antioqueña , al equipo de Antioquia; Insecto a Antonio Ambrosio (hoy presidente de la Federación) y El Ladrón de Corazones , a Carlos Orejuela.

El registro de apodos en el capítulo de futbolistas también es extenso. Entre otros remoquetes son de su cosecha: El Copetín a Carlos Aponte; El Chonto a Julio Edgar Gaviria; Cabecita de Oro a Germán Antón; La Saeta Rubia , a Alfredo D Stéfano; El Maestro a Adolfo Pedernera; El Maestrico a Antonio Baéz; Diente leche a Jacinto Villalba; y Patada de Mula a Lorenzo Calonga.

Igualmente, Cristo a Lorenzo Deli; Canoita a Rafael Prieto; Memuerde a Rigoberto García; El Bailarín Pirata a Luis Patiño; El Marciano Miloc; El Filósofo a Julio Tocker; Mandrake a Dante Lugo; La Bordadora a Américo José Montanini; Benitín a Roberto Urruti; Moscovita a Roberto Alvarez; El Sauce a el árbitro Ovidio Oviedo; Voluntad a Jesús Lires López; Patico al locutor Alberto Ríos y El Olímpico a Marcos Coll.

Además a los árbitros les decía Nazarenos e impuso el termino del banco a la zona de los suplentes.

Popularizó los sobrenombres de los equipos de fútbol y así fue como se hicieron famosos Los hijos de María , al equipo de la Universidad (esto porque jugaban de blanco); Canarios al original Sporting de Barranquilla, Embajadores a Millonarios; Cardenales a Santa Fe y Monaguillos a su equipo infantil; Leopardos , Sabios y Motilones , llamaba a Bucaramanga, Once Caldas y Cúcuta, respectivamente.

De él son además los apelativos con los que denominaba a las ciudades: El remanzo del paz del Valle a Tuluá; La Ciudad Universitaria a Popayán; La Ciudad Sorpresa a Pasto, La ciudad de las 180 mil sonrisas a Pereira, o La Ciudad de las Acacias a Girardot, y La de los puentes a Honda.

Como si fuera poco, Carlos Arturo se inventó, entre otras, las siguientes frases que aún hoy se oyen en la voz de los locutores: Sale, dice mía y se la llevó , le pone piernas al asunto , aquí, a la vera del camino , el golero embolsó la pelota , no se abre el marcador , no se rompe el celofán , le da con la pensar , a la distancia se acerca el pedalista , el pelotón puntero , la caravana (o la serpentina) multicolor , el portero se horizontalizó , la paró con la caja del pan , se le acabó la cancha , el balón se pierde a lo profundo del estadio , la zona de candela y borbollón en el área .

Publicación
eltiempo.com
Sección
Otros
Fecha de publicación
23 de junio de 1995
Autor
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